¿Qué es el Inbox o bandeja de entrada?

Desde que empezamos a utilizar el correo electrónico hemos siempre tenido con lugar principal de acceso un inbox o bandeja de entrada.

Para mucha gente ha sido el cajón de sastre donde van llegando los correos de personas, empresas, publicidad, notificaciones de redes sociales, invitaciones a eventos y demás cantidad de información. ¿Quién no ha tenido alguna vez un inbox con miles y miles de mensajes? El problema viene de que en el inicio, cuando surgió el e-mail, nadie nos explicó cómo se debía gestionar.

El inbox o bandeja de entrada es como el buzón de casa.

Es así de cierto, la bandeja de entrada del correo electrónico es como el buzón de casa. Cuando llegas a casa abres el buzón, recoges todas las cartas que hay para hacer algo con ellas, es decir, para realizar una acción a continuación. Tienes varias opciones:

  • Leer la carta y tirarla. Tiene su lógica, porque si hemos leído una carta y recibido la información y no hay que hacer nada más, podemos desecharla. Por ejemplo, un extracto bancario que nos llega.
  • Leer la carta y archivarla. También tiene sentido, porque es una información que nos llega pero que hay que conservar por algún motivo. Por ejemplo, el recibo del pago del seguro del coche, que queremos conservar hasta el próximo pago.
  • Dejarla en una bandeja o encima del escritorio para hacer algo con ella más adelante. En este caso tendrá sentido si luego vamos a hacer algo con ello, pero si se va a quedar de por vida ahí, quizás debamos hacer algo lo antes posible para evitar que se acumule.

Estas tres acciones son las más comunes. La primera y la segunda son muy prácticas y se tratan de tomar una decisión rápida, escoger qué hacer y borrar o archivar. La tercera es la que puede traer problemas, en el caso de que se aplace y nunca se llegue a hacer nada, con lo que tendríamos acumulación de correos, que ocupará espacio, causará cierto desorden y costará más de procesar.

Procesar la bandeja de entrada

En el e-mail o correo electrónico deberíamos hacer lo mismo. Si leemos un correo y ya tenemos la información o no interesa, borrarlo. Si leemos un correo y queremos guardarlo para tener constancia del mensaje lo podemos archivar en alguna carpeta o etiqueta de nuestro correo para tenerlo bien organizado. Por último, si queremos aplazarlo quizás debamos pensarlo dos veces antes de hacerlo. Pero si es la decisión que vamos a tomar, siempre podemos anotarlo en la lista de tareas o utilizar alguna de las funcionalidades que actualmente llevan los gestores de correo electrónico, que es la de posponer.

Hay que recordar que el correo electrónico es eso, exactamente lo mismo que el correo pero en su versión digital. Y la idea debería ser la misma, llegar al Inbox o bandeja de entrada y procesarlo. Esto es, recoger todo lo que hay y hacer algo con ello, pero sobre todo, vaciarlo cada vez que lo procesemos.

Atribución imagen: Beate Meier.